Una de las actividades más tradicionales que se puede realizar estos días de semana santa con los niños es decorar huevos de pascua.
Esta actividad es adecuada para estimular la creatividad e imaginación de los niños, mejorar su nivel de concentración, mejorar su psicomotricidad, fomentar el trabajo en equipo y sobre todo mejorar las relaciones familiares.
Huevos de gallina o de porexpán
Ante todo debemos decidir qué tipo de huevo nos interesa más trabajar con los niños.
Los huevos de gallina son el soporte más tradicional y conocido para decorar los típicos huevos de pascua. Debemos coger la cantidad de huevos que queramos decorar y ponerlos a hervir. Una vez hervidos esperaremos a que se enfríen. Debemos tener en cuenta que los huevos de gallina hervidos deben consumirse en un mínimo de 3 días.
También existe la opción de vaciar el huevo, una opción más duradera, pero más delicada, ya que si presionamos demasiado el huevo se podría romper.
Otra opción serían los huevos de porexpan, es una opción más cómoda y limpia, ya que los colores aguantan mejor en la superficie, la superficie es más fuerte y tiene mayor durabilidad.
Rotuladores, pinturas, cartulinas, pegamento, etc….
Existen tantas técnicas para decorar huevos como imaginación tengan a los niños.
La opción más fácil es coger rotuladores permanentes y utilizar la superficie del huevo como si fuera un cuadro blanco para dibujar y pintar todo lo que nos venga por la cabeza: rayas, flores, caras, animales, paisajes, etc…
Otra opción sería la pintura acrílica, con la ayuda de un pincel puedes dibujar o pintar la forma que más desees, pero con cuidado a que la pintura se seque. Tendremos que esperar entre 1 -3 horas.
Una vez pintados los huevos, los niños podrán decorarlos con cartulinas, haciendo formas y enganchándolas en los huevos con cola, utilizar el washi tape, la purpurina, plumas, forralos con papel de seda, etc…